Haciéndose eco del dicho “a la tercera va la vencida”, L-Kan presentan su tercer( primero para México) y mejor disco de título Discazo.

Este título, lejos de ser presuntuoso, es sin duda el nombre más preciso que el cuarteto podría haber hallado para su tercer trabajo. Discazo es una sucesión de hits donde melodías y bases electrónicas superpegadizas conjugan con letras cargadas de inteligencia, sentido del humor, ternura, cierta dosis de macarrismo y una sinceridad aplastante. Cualidad, esta última, que hace que las canciones de L Kan conecten como lo hacen con un público cada vez más numeroso.

Tachados en ocasiones anteriores de frívolos y bromistas (adjetivos que ellos nunca han considerado peyorativos) L Kan demuestran en este disco, como ya avanzaron en el anterior, que se puede estar en todos los bandos sin necesidad de limitarse a ninguno. Que pueden hacer canciones incisivas y mordaces como Quiero ser siniestra, Mi cociente es diferente o Aburrida de estar salida, y canciones intimistas y esenciales, que conectan con la sensibilidad de cualquier corazón pop, como son La mancha de mora, Novios, Todo por placer o Cuentos chinos. Todo eso sin dejar de lado canciones tan particulares como Yo ya no, una defensa del chaqueterismo que cierra el disco, dándole una coherencia al constante cambio de estilo, tanto musical como temático, del que hacen gala L Kan. El grupo, en este delirio nihilista, se proclaman reyes de la postmodernidad, negando cualquier cosa dicha o hecha en el pasado para abrazar con fuerza el porvenir. Todo ello sobre un sampleado de Nancy Sinatra.

Discazo cuenta además con la producción de Luiliminili y con un libreto con 12 espectaculares fotos con cambio de estilismo, maquillaje y peluquería que acompañan a cada canción. Podemos decir por todo esto, sin olvidar sus singulares y apabullantes directos en los que colaboran el estilista Oscar Guimarey y el peluquero Alberto Lloret, que L Kan son un grupo único y necesario en el panorama musical español del momento, precisamente porque gozan del privilegio de querer y poder ser inclasificables.